lunes, 14 de marzo de 2011

LOS SISTEMAS ECONOMICOS

Se llama sistema económico a la forma en la que se organiza la actividad económica de una sociedad, la producción de bienes y servicios y su distribución entre sus miembros. Cada sistema económico se caracteriza por su ordenamiento jurídico (conjunto de normas) que especifica el régimen de propiedad y las condiciones de contratación entre particulares. El sistema económico sirve por tanto para determinar qué agentes y en qué condiciones podrán adoptar decisiones económicas.
La actividad económica de una sociedad requiere una organización de las decisiones que permita una utilización racional de los recursos, es decir, de los factores de producción (tierra, capital, trabajo). La coordinación y coordinación evita que las decisiones individuales provoquen desorden y caos.
Los sistemas económicos han ido cambiando a través de la evolución de la humanidad y en una misma época pueden coexistir diversos sistemas. Para saber cómo es el sistema económico de una sociedad o país debemos responder estas interrogantes: a) ¿qué produce? (la estructura de producción); b) ¿cómo produce? (recursos y técnicas); c) ¿para quién produce? (los sujetos que van a disfrutar de la producción).
a) ¿Qué producir?
Qué bienes y servicios han de producirse, y en que cantidad. Las sociedades han de decidir si deben producir alimentos o electrodomésticos, televisores o medicamentos, fábricas o parques, etc. La estructura de la producción de un país muestra la respuesta que da esa sociedad a esta doble pregunta, es decir, qué bienes y en qué cantidad se producen.
b) ¿Cómo producir?
Que recursos se van a emplear en producir los bienes y servicios, con qué técnicas se van a producir y quién los producirá. Cada una de la formas de producir exige unos conocimientos técnicos y emplea una combinación de recursos diferentes .
c) ¿Para quién producir?
Quién va a disfrutar de los bienes y servicios producidos. En la medida en que los miembros de la sociedad tomen parte en los procesos de producción, se les debe corresponder una parte de lo producido, pero la sociedad debe decidir también si va a sacrificar eficiencia económica a favor de la equidad, para retribuir a aquellos individuos que no pueden trabajar.
Según como la sociedad responda estas interrogantes tendremos diferentes sistemas económicos. Históricamente se pueden observar varios sistemas que se fueron sucediendo.

EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS ECONÓMICOS
Partiendo de la evolución del mundo occidental, y especialmente de Europa, podemos hablar de los siguientes sistemas económicos: sistema primitivo, sistema agrícola-esclavista, sistema feudal, sistema capitalista, sistema socialista-soviético.
Sistema primitivo: cazadores y recolectores.
Se considera que las especies humanas han existido desde hace cuatro millones de años. Durante todo ese tiempo, y hasta hace tan sólo diez mil años, la forma de sobrevivir dominante era la caza y la recolección. Bandas de individuos, no más de treinta, unidas por lazos de parentesco, deambulaban, posiblemente siguiendo a los rebaños de rumiantes, cazando y recolectando frutos, semillas y raíces.
El sistema económico de caza y recolección ha seguido vivo en algunas comunidades hasta hace muy poco tiempo. Los pueblos indígenas de la Amazonia, utilizaron puntas de flecha de silex sin pulimentar hasta hace algunas décadas. A lo largo de todo el siglo XX se descubrieron poblaciones que desconocían las técnicas agrícolas básicas. Pero, ciertamente, han sido casos excepcionales de grupos que han estado aislados geográficamente durante los últimos diez mil años.
Es posible que desde el principio hubiera una cierta especialización laboral por sexo y por edad, los hombres cazando, las mujeres y los niños recolectando. Puede que alguien más hábil con sus manos, dedique más tiempo que otros a la fabricación de armas o al tratamiento de las pieles. El que la caza y la recolección fueran las actividades económicas dominantes no quiere decir que fueran las únicas. Se han descubierto minas excavadas con instrumentos paleolíticos. La existencia de intercambios comerciales queda demostrada por la presencia de materiales tales como obsidiana o conchas marinas en enterramientos a mil o dos mil kilómetros de su origen.
Es por ello que la expresión "bandas de cazadores recolectores", aunque sea la más habitual, no resulta muy adecuada para denominar este sistema económico. Bandas de cazadores y recolectores pueden ser cualquier grupo de animales, por ejemplo, pájaros que recogen semillas y cazan insectos. Los humanos hacen mucho más que los animales. Es preferible por tanto utilizar la expresión "economía paleolítica", que hace alusión explícitamente a la elaboración de instrumentos, un rasgo diferencial del proceso productivo humano.

Sistema agrícola-esclavista.
Hace diez mil años, recién finalizada la última glaciación, se inicia un proceso de cambios económicos muy rápidos en comparación con lo ocurrido hasta entonces. Se inicia la agricultura, la ganadería, la alfarería, el pulimentado de la piedra. Estos cambios se inician en el oriente medio, en el área conocida como el Media Luna Fértil. Dos mil años después se extiende a través de la India (Harare) por todo Asia hasta China. O quizá se produce allí un proceso independiente, como parece indicar el cultivo de cereales completamente diferentes.
Las formas de transmisión de informaciones de una generación a otra habían permitido acumular los conocimientos necesarios para la roturación de tierras, periodificación de la siembra y la recolección, alimentación y cuidado de animales cautivos, tratamiento y modelado de arcillas y otras variadísimas nuevas tecnologías.  Conviene destacar la importancia de la transmisión de informaciones como forma de desarrollo económico y social. Esa transmisión no era sólo oral. Los instrumentos de trabajo -hachas, flechas, arpones, agujas, rascadores- habían sido durante milenios fuentes de información del grupo social a que pertenece su portador, o la técnica que utiliza para cazar o para cortar la piel o para hacer un abrigo. Los artesanos estudiaban objetos diseñados por otros y aprendían a imitarlos o a mejorarlos
La mayor productividad del trabajo y de la tierra y la estabilidad de la producción, permiten una mejora de la alimentación y la salud por lo que la esperanza de vida se alarga. Sobreviven más hijos, y las familias se hacen más numerosas. El grupo social tiene que hacerse sedentario para proteger la siembra y los frutos de su esfuerzo. Se forman grupos más numerosos y aparecen las primeras ciudades,.  En esos núcleos urbanos la especialización se hace más compleja. Las artesanías requieren un aprendizaje profesional más largo. Los intercambios de productos dejan de ser acontecimientos extraordinarios para convertirse en rutina.
El aumento de la población y el tener que convivir muchos en un espacio reducido (ciudades) así como la necesidad de distribuir mejor la producción y las tareas, hizo necesario el surgimiento de las autoridades públicas. Posiblemente aparece entonces el profesional de la administración pública revistiendo su liderazgo con ropajes religiosos o uniformes militares. Los artesanos -alfareros, tejedores- obtienen el alimento para su subsistencia mediante trueque con los campesinos. Los líderes de carácter religioso obtienen los medios para su subsistencia de donativos más o menos ritualizados (las ofrendas a los dioses son unan forma de “pagarle” a los sacerdotes); los líderes de carácter militar, mediante la recaudación coactiva. Es un liderazgo o coacción débil que se ejerce sólo a nivel local, pero previsiblemente surgen esporádicamente conflictos entre grupos sociales, entre los administradores y los administrados o entre diferentes líderes. Surgen lo que hoy llamaríamos las clases sociales y las luchas entre ellas por intereses distintos.
La formación de sociedades más pobladas, la concentración del poder e innovaciones técnicas, entre otros cambios, dieron origen a los primeros imperios. En torno a grandes ríos -el Eufrates y el Tigris, el Ganges, el Nilo, el Yangtsé- surgen los primeros grandes imperios. Sumer, hace 5.500 años, parece haber sido el primero. Una autoridad administrativa central legisla, imparte justicia y ejecuta sobre un extenso territorio que agrupa a muchas ciudades.
De nuevo parecen ser las innovaciones en los métodos de transmitir y acumular información las causas directas que permiten el cambio. Ahora es la escritura en tablillas de arcilla, en tablas de piedra o en papiros. Los textos más antiguos que conocemos son leyes, contabilidades y crónicas. El gran río, una vía natural de comunicación y transporte, se convierte en el medio por el que circulan informaciones, mercancías, personas y tropas. 
La coordinación de actividades en un amplio territorio en torno al río permite la preparación de canales para riego (por ejemplo en Egipto en torno al río Nilo). Se pueden cultivas nuevas tierras, aumentar su productividad, garantizar la estabilidad, mantener más animales.  La riqueza aumenta, aumenta la población, aumenta la especialización.
El cuidado y defensa de los canales requiere la coordinación del trabajo de decenas de miles de personas que realizan obras en beneficio de agricultores a los que desconocen. Esa coordinación requiere una concentración de poder desconocida hasta entonces. Por primera vez en la historia el jefe supremo es una persona desconocida para la mayoría de sus súbditos. Un complejo aparato de intermediarios se encarga de la ejecución de sus decisiones (la burocracia). La especialización social se hace muy sofisticada. La sociedad se hace más estratificada.
Los pequeños ríos europeos, encajonados entre montañas, no estimulan la creación de grandes estados y es el Mar Mediterráneo el que cumple la función de vía de comunicación y transporte. Usando el Mediterráneo como medio se suceden imperios comerciales, como los fenicios, griegos, cartagineses y romanos, en los que una flota armada mantiene el control del mar. Pero a pesar del desarrollo del comercio, la base de la economía seguía siendo la agricultura y la mano de obra esclavos, la mayoría capturados de territorios invadidos o personas endeudadas.

Sistema feudal.
Fue el que se desarrolló en Europa Occidental tras la caída del imperio romano (siglo V dC) y se mantuvo hasta el siglo XIV aproximadamente. Tras la caída del imperio romano, si bien hubo intentos de formar nuevos imperios donde se concentrara la autoridad, fueron de corta duración.
No existía algo parecido a un rey o emperador sino que la autoridad estaba en los señores feudales, los nobles dueños de las tierras. Cada feudo (propiedad del señor feudal) era independiente y autónomo, producía casi todo lo que necesitaba, por lo que el comercio era escaso.
La principal actividad económica era la agricultura que se realizaba con mano de obra servil. Los siervos, a diferencia de los esclavos, tenían algunos derechos, pero no podían abandonar la tierra y trasmitían su condición de siervos a sus descendientes. Los campesinos o siervos, gozaban de una economía propia basada en el trabajo personal en donde el señor feudal les prestaba la tierra y el tiempo de trabajo se dividía en dos: el tiempo necesario, en el que creaba el producto necesario para su sustento y el tiempo adicional en el que se creaba un excedente que se apropiaba el señor feudal en la forma de renta del suelo y que además se podía pagar con trabajo, con dinero o en especie.
De tipo rural, esta economía tenía una mínima división del trabajo y escasos intercambios comerciales. Su centro era el feudo, que correspondía a grandes y autosuficientes propiedades de nobles o de la iglesia. Los monasterios pertenecientes a las ordenes monásticas cristianas (como los cluniacenses), poseían tierras y siervos que las trabajaban; en ellos, como en los feudos, se producían los alimentos (se cultivaba la tierra, se criaban animales), se molía el trigo para hacer la harina, también se hacía el vino y el aceite, producían los muebles y las herramientas que usaban.
Debido a la escasez y lo rudimentario de las comunicaciones, la base de la economía era la producción y el consumo local. A si mismo existían muchos obstáculos que impedían un desarrollo del comercio entre feudos, entre ellos podemos nombrar la anarquía monetaria, diferentes sistemas de pesos y medidas etc.



Sistema capitalista.
Algunos economistas entienden que el sistema capitalista comenzó en la baja edad media, hacia los siglos XIII o XIV. Otros identifican el feudalismo con la edad media y consideran que el capitalismo es el sistema que vino después, es decir, a partir del siglo XVI, ya que el final de la edad media suele fijarse en la caída de Constantinopla (1453) o el descubrimiento de América (1492). Otros consideran que una característica definitoria del capitalismo es la producción industrial en grandes cantidades, por lo que solo consideran capitalista al sistema que surgió en Inglaterra tras el invento de la máquina de vapor y la industrialización, en el siglo XVIII.
Sea cual sea la fecha de origen, todos coinciden en que fue un proceso largo en el cual se fueron dando las características que hoy posee ese sistema económico.
Hace mil años, en el occidente de Europa, se inicia una lentísima recuperación económica y cultural.
Dentro del sistema feudal, y al margen de los feudos, se formaron pequeñas ciudades (burgos) en los cuales se comenzó a desarrollar lentamente el comercio. El contacto de los europeos con oriente  a través de algunos viajes aislados y sobretodo por medio de las cruzadas (expediciones militares contra los musulmanes) les permitieron entra en contacto con productos que empezaron a circular por Europa Occidental. Esto incentivó el intercambio comercial, por ejemplo creándose ferias anuales, haciendo más frecuentes los intercambios comerciales entre las regiones, etc. El comercio dio vida a las aldeas, muchos siervos escapaban de los feudos y buscaban refugio en ellas. A medida que hubo más población en las ciudades fue necesario aumentar la producción artesanal: los artesanos formaron poderosos gremios para evitar la competencia y asegurarse las ventas.
A partir de las pequeñas comunidades aldeanas aisladas de la época feudal, empiezan a recomponerse diminutos y débiles reinos. Aquitania, Bretaña, Inglaterra, Borgoña, Sajonia, Bohemia... no son sino sociedades de muy bajo nivel de desarrollo cultural y económico si las comparamos con los imperios asiáticos de su tiempo.  Las pésimas comunicaciones fluviales y terrestres prolongan durante siglos el lento proceso de aglutinamiento y reconstrucción del acervo cultural. En gran parte su desarrollo se debe a las aportaciones culturales del exterior. Algunos libros romanos y griegos son recuperados a partir de las versiones árabes. Del lejano imperio Chino empiezan a llegar nuevas técnicas productivas textiles y gráficas.
Una de esas técnicas importadas de China, la impresión mecánica sobre papel con tipografía móvil (la imprenta), adaptada y popularizada por Gutemberg, tiene unas consecuencias sociales y económicas revolucionarias. El abaratamiento de los libros por la imprenta y el papel permite la transmisión y acumulación de conocimientos de forma masiva. Hasta entonces tenía muy poco sentido aprender a leer y escribir cuando poseer un libro era un lujo accesible a muy pocos.  Sólo los clérigos tenían acceso a grandes bibliotecas y son contratados por los gobiernos para actuar como secretarios, cronistas o contables. A partir de Gutemberg empieza a ser útil al ciudadano común aprender a leer.
El que los pequeños comerciantes y artesanos tengan acceso a un medio barato de transmisión de informaciones es un fenómeno completamente nuevo sin igual en la historia universal. Es coherente que esa nueva posibilidad de comunicación y acumulación de conocimientos conduzca a un sistema económico completamente nuevo y diferente de los anteriores. Un gran número de ciudadanos particulares pueden acumular conocimientos y aplicarlos a sus actividades empresariales. Es lo que Karl Marx llamó la burguesía, una nueva clase social culta, no sacerdotal, no aristocrática, sino procedente de los pequeños artesanos y comerciantes. Una clase innovadora que aplica sus conocimientos al desarrollo de nuevas técnicas y métodos de producción.
Otro hecho importante en el origen del capitalismo es que los derechos de propiedad se establecen de forma definitiva de tal forma que los propietarios puedan disponer de sus recursos, principalmente la tierra, de la mejor forma. Esta transformación se inicia en Inglaterra a comienzos del siglo XV cuando los señores feudales pasan de un sistema donde la tierra era explotada por sus siervos sin que ellos fuesen los dueños y con pocos incentivos para incrementar su productividad a un sistema de arriendo, donde la renta dependía de las condiciones del mercado generadas por la competencia entre arrendatarios actuales y potenciales por obtener dichas tierras. Dado que ahora las ganancias eran la base sobre la cual se calculaba el pago de la renta al dueño de la tierra, tanto los arrendadores como los arrendatarios tenían un interés en aplicar nuevas técnicas agrícolas que aumentaran la productividad, lo cual en muchos casos generó una expansión en el area cultivada y una reducción en la mano de obra.
Los descubrimientos geográficos de los siglos XV y XVI reforzaron las tendencias del intercambio y fomentaron el comercio, ya que se creo un enorme circuito comercial que abarcó a casi todo el planeta. Además el descubrimiento de América y la entrada en Europa de enormes cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras produjeron un trastocamiento de las relaciones feudales puesto que el orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes. Con lo que la producción eminentemente rural, patrimonio de los señores feudales, paso a segundo plano. Este proceso fue capitalizado por la burguesía, la que al aumentar su poder económico y al acumular riquezas, estuvo dispuesta a eliminar a sus principales opositores: los señores feudales y a manejar los resortes de la economía.
Pronto se hizo necesario, para abastecer al mercado mundial, grandes cantidades de mercancías que el sistema tradicional de producción industrial, es decir los gremios artesanales, no podía satisfacer por sus rígidas y costosas estructuras de producción. El antiguo sistema fue lentamente reemplazado por sistemas de producción de manufacturas artesanales listas para entrar en el mercado mundial, aprovechando el abaratamiento del costo de la moneda, que hacía que los costos de producción fuesen accesibles.
En el siglo XIX, como consecuencia del desarrollo de nuevos métodos de comunicación y transporte los cambios empiezan a acelerarse aún más. La máquina de vapor se aplica a los ferrocarriles y a los buques. Con el siguiente siglo llegan los automóviles y los aviones. Bell pone en marcha el teléfono. Marconi, la radio. Los imperios europeos pueden recibir informaciones y enviar tropas rápidamente a cualquier parte del mundo. El nuevo sistema económico se expande e impone en todo el globo. 
Con la expansión colonial (entre 1870 y 1914 aproximadamente) el capitalismo se extendió al resto del mundo, pero no todos tendrán sus ventajas, porque algunos países serán los dominantes (los que imponen el capitalismo a su manera) y otros los dominados (que tendrán que aceptar las condiciones impuestas por los dominantes). De esa manera se hablará de países desarrollados y países subdesarrollados, o países de centro y países de periferia.
¿Qué es el capitalismo? Generalmente, el capitalismo se considera un sistema económico en el cual la propiedad privada desempeña un papel fundamental. Este es el primero de los principios básicos del capitalismo. Se incluyen también dentro de éstos la libertad de empresa y de elección, el interés propio o afán de lucro como motivación dominante, la competencia, la libertad para fijar precios (precios fijados por el mercado) y el uso de trabajo asalariado.
Sobre la propiedad privada, el capitalismo establece que los recursos deben estar en manos de las empresas y personas particulares, de esta forma, a los particulares se les facilita el uso, empleo y control de los recursos que utilicen en sus labores productivas. Como consecuencia de lo anterior, los particulares podrán utilizar los recursos como mejor les parezca y quedarse con la ganancia que obtengan.
La libertad de empresa propone que las empresas sean libres de conseguir recursos económicos y transformarlos en una nueva mercancía o servicio que será ofrecido en el mercado que éstas dispongan. A su vez, son libres de escoger el negocio que deseen desarrollar y el momento para entrar o salir de éste. La libertad de elección se aplica a las empresas, los trabajadores y los consumidores, pues la empresa puede manejar sus recursos como crea conveniente, los trabajadores pueden realizar un trabajo cualquiera que esté dentro de sus capacidades y los consumidores son libres de escoger lo que desean consumir, buscando que el producto escogido cumpla con sus necesidades y se encuentre dentro de los límites de su ingreso (el dinero de que disponen).
Competencia se refiere a la existencia de un gran número de empresas o personas que ofrecen y venden un producto (son oferentes) en un mercado determinado. En dicho mercado también existe un gran número de personas o empresas, denominadas consumidores (también llamados demandantes), las cuales, según sus preferencias y necesidades, compran o demandan esos productos. A través de la competencia se establece una "rivalidad" entre productores. Los productores buscan acaparar la mayor cantidad de consumidores para sí, o sea vender a la mayor cantidad de consumidores. Para conseguir esto, utilizan estrategias de reducción de precios, mejoramiento de la calidad, etc., siendo esta la forma en que la competencia crea un cierto control que evita el abuso por parte de alguna de las partes. Se cree que aquellos que no están aptos para poder competir ( o sea poner precios más bajos o mejor calidad) desaparecen porque los consumidores eligen a aquellos que ofrecen un productos más barato o mejor.
El capitalismo se basa en una economía en la cual el mercado predomina. En éste se llevan a cabo las transacciones económicas entre personas, empresas y organizaciones que ofrecen productos y las que los demandan. El mercado, por medio de las leyes de la oferta y la demanda, regula los precios según los cuales se intercambian los bienes y servicios, permite la asignación de recursos y garantiza la distribución de la renta (ganancia) entre los individuos. Cuando el capitalismo surgió y durante mucho tiempo el mercado era un lugar físico en el cual la gente se reunía para vender y comprar (la palabra mercado viene de mercancía o sea los productos que se vendían). Actualmente “el mercado” no tiene porque ocupar un lugar determinado, ya que se puede vender y comprar por medios como teléfono o internet.
Los que intervienen en el mercado actúan según su propio interés; por ejemplo, el capitalista, quien posee los recursos y el capital, busca la maximización del beneficio propio (el máximo de ganancia) por medio de la acumulación y reproducción de los recursos, del capital; los trabajadores, quienes trabajan por la recompensa material que reciben (el salario) y, por último, los consumidores, quienes buscan obtener la mayor satisfacción o utilidad adquiriendo lo que quieren y necesitan al menor precio posible.
Otra de las características del capitalismo es la existencia de trabajo asalariado. Esto significa que un sector de la población, los trabajadores, debe vender su fuerza de trabajo para vivir, por lo tanto se han convertido en una mercadería más, porque su fuerza de trabajo se compra y se vende en el mercado. Según los autores marxistas los que compran esa fuerza de trabajo (capitalistas, empresarios, burguesía o como quiera llamárselos) tratan de pagar lo menos posible, porque de esa manera aumentan sus ganancias (plus valía, le llamó Marx). Los que la venden, los trabajadores, tratan de recibir más, para poder vivir mejor, generando un permanente enfrentamiento (lucha de clases le llamó Marx) con los que le compran su trabajo . Para otros autores, los liberales, el capital y el trabajo se necesitan y complementan, porque sin trabajadores es imposible producir y los trabajadores necesitan de empresarios que organicen la forma de producción.

            Sistema socialista-soviético (economía planificada).
Entre 1917 y 1991 se puso en práctica en Rusia un sistema económico que aparentemente se basaba en las ideas de Carlos Marx. Tras el triunfo de los bolcheviques en la revolución rusa de octubre de 1917, Rusia se convirtió en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, una federación de 15 repúblicas. El régimen de gobierno se definía como marxista-leninista y aspiraba a llegar a una sociedad comunista donde desapareciera el trabajo asalariado y la propiedad privada de los bienes de producción, o sea la desaparición del capitalismo.
Tras algunas medidas titubeantes en sus primeros años, el gobierno de la URSS, a partir de José Stalin, impulsó la estatización de la economía. Se trata de un sistema de economía central o planificada, donde el estado no sólo tiene la propiedad de todos los bienes de producción sino que decide que y cuanto se produce, fija precios y salarios, controla el comercio exterior (que se importa y exporta) e intenta la autarquía económica, o sea sólo depender de si mismo. El Ministerio de Planificación, conocido como Gosplan, elaboraba un plan que sometía a votación del Soviet Supremo (Poder Legislativo de la URSS). En dicho plan se establecían los objetivos y los recursos económicos durante cinco años (planes quinquenales).
Tras la Segunda Guerra Mundial el sistema de economía planificada se extendió a los países de Europa Oriental que quedaron en la zona de influencia soviética, a China, Corea del Norte y Vietnam del Norte.
Mientras este sistema se aplicó se pudieron observar las siguientes características:
El estado es el propietario de todos los medios de producción, no existe iniciativa privada en al producción.
El estado es el que asigna los recursos y fija los precios procurando la equidad social. No existe el mercado como regulador de precios.
Centralización de la toma de decisiones, las empresas estatales no tenían posibilidad de decidir aunque si eran consultadas. Las decisiones terminaban siendo responsabilidad de los máximos dirigentes del gobierno.
Burocratización elevado número de funcionarios como una forma de poder llevar el control de toda la actividad económica. El tener asegurado el empleo fue, para algunos, la causante de ineficiencia que a la larga llevó al agotamiento de este sistema.
Cierta equidad en las remuneraciones, las diferencias saláriales eran pocas para cumplir con el objetivo de la igualdad social. También existía una protección del trabajador y cobertura de salud y educación.
Desequilibrio en la estructura de producción: el estado impulsaba la producción pesada pero se descuidaba la producción para el consumo provocando escasez.